martes, 29 de enero de 2008

Pequeñas historias que se rellenan de historias












[Texto rescatado del proyecto "email-blog desde mi trabajo" 6/6/2005]

Una pequeña imagen llena de la ternura y de la magia propia de las pequeñas historias que se rellenan de imágenes de ternura y de magia y de historias...

Se agachó y la mirada de ambos quedaron casi a la misma altura. Negociaron sobre las características del coche, aún en su envoltorio original de plástico rígido, que el padre considerada inadecuado para la edad del niño.

Si ella hubiese sido un mago, algo que no deberíamos descartar del todo, veríamos una varita en su mano y del inventario de palabras mágicas conocidas, pocos incluiríamos la pronunciada por ella: ¡un taxi! que dice con ojos abiertos como lunas, y ¡un taxi! que repite él con una boca abierta como un ¡oh!.

Si magia es hacer más interesante una nueva propuesta a continuación abrirán una solapa de la caja, de la que de las ruedas del vehículo amarillo se deslizará una bolsita con el click de famóbil taxista y sus minúsculos imprescindibles complementos, que vamos a guardarlo todo no queremos que se pierda nada. Y un taxi repite él embriagado de emoción, con su caja ahora en una bolsa que casi arrastra por el suelo (en no más de cuatro palmos estimamos su estatura) y dice adiós y gracias embelesado con su adquisición y convencidos de que, con el cambio, ambos (él y ella) han salido ganando.

jueves, 10 de enero de 2008

Plantar un árbol y dejarse caer


Recojo el primero de los pensamientos citados en el blog de un amigo: si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol. Y a continuación me dejo caer en el sofá. Últimamente dejarme caer es la acción más exacta que reproduce mi cuerpo al impactar sobre una superficie blanda. Y aquí, como diría el árbol de Luther King me planto, omitiendo así cualquier referencia a la grotesca visión de la acción contraria, osea el combate de mi voluminosa anatomía desafiando la ley de la gravedad. Conclusión: todo lo que cae, cae. Sin más. Como el amor que o es irracional o no es nada ¿verdad Marta?. También es complejo, sobre todo si se renuncia a la lógica sintáctica para resolver la ecuación de un malentendido: peero esta mañana nose xk e pasado de el esk sy tnta pero esk yo le e daludao el a creido k n le e saludao y el dice k ma a saludao y yo e creido k no me a saludado y entnces ps nos emos puesto tristes xk pensabamos k el unos estaba aun enfadado cn el otro. Que si fueses un proverbio africano lo simplificarías con un final feliz: "Las pulseras de metal suenan si son dos".