
El arte es una ventana abierta al mundo y, mientras, trato de alcanzar la felicidad una mañana de sábado, avanzando en la lectura del libro de Eduardo Punset. Parece fácil: estirada en el sofá del salón con las cortinas descorridas, dejando que la luz brillante del exterior se cuele, se expanda por todas partes y bebiendo a sorbos espaciados agua fresca. Leo "solo vemos e imaginamos lo que estamos acostumbrados a ver". Miro hacia la ventana y me encuentro dos adrianes que también miran hacia afuera y yo a ellos.
"La felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…", lo dijo Groucho Marx.
Y cierro el libro.