miércoles, 6 de febrero de 2008












Para quienes padecemos de propensión al insomnio abrazamos el encabezado del famoso discurso de Luther King como un mantra de vida. Algo así como una causa que estampar no tanto en una camiseta, como en el pijama de esta noche. Y repetir tantas veces como ovejas requiere la vigilia antes de adentrarse en la niebla espesa que todo lo oscurece, y susurrar, apenas, I have a dream, but I don't know.

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